A parte del aspecto puramente gastronómico con el que nace
esta asociación, creemos a su vez importante centrar nuestros esfuerzos en
realizar una labor de ensalzamiento y reconocimiento
de todas aquellas personas que siendo de Jaén representen al mismo por
distintos motivos, ya sea, cultural, musical, deportivo, etc…, gentes que fruto
de su actividad ponen cara a nuestro querido Jaén dentro y fuera de nuestras
fronteras. Es por todo esto que decidimos centrarnos en el arte de la
tauromaquia e invitar a nuestro primer acto de la asociación a una figura del
toreo que convive con nosotros en la provincia de Jaén, y es el torero linarense
“Curro Díaz”.
En primer lugar, agradecer públicamente la predisposición de
Curro desde el primer momento que esta asociación se pone en contacto con él, y
es que son esos pequeños detalles los que hacen grandes a las personas, y de
verdad creo que es justo decir que este torero es “Muy grande”.
A continuación trataré de hacer un pequeño resumen de la
gran jornada vivida, y que además de ser muy disfrutada por los miembros de
esta asociación pudo ser disfrutada también por amigos y familiares de los socios
de la misma.
El lugar escogido para la ocasión fue una de las fincas
situadas en la población de Vilches “El AÑADIO”, cabe destacar que Jaén cuenta
con un gran número de fincas ganaderas de toro bravo que hacen aún más grande a
nuestro Santo Reino.
Salimos de Jaén a las 12:00, para aproximadamente una hora
más tarde encontrarnos con un marco incomparable en mitad de la naturaleza y
como testigo el rebosante pantano de La Fernandina. A la llegada a la finca, su
personal nos esperaba con un aperitivo consistente que nos hacía coger fuerzas
para una gran jornada.
El Maestro, puntual a su cita, compartía con nosotros este
aperitivo saludando uno por uno a cada uno de los invitados, más de 30.
Desafiando a las leyes de la naturaleza y con nuestro amigo Lorenzo arreando
como el solo sabe hacerlo a mediados del mes de Junio a las dos de la tarde,
Curro tuvo el gusto de enseñarnos lo que es capaz de hacer con los trastos de
torear, acto que sirvió de deleite a aficionados y no tan aficionados. Hay que
decir, que es muy grande lo que este torero es capaz de trasmitir haciendo lo
que mejor sabe, todo acompañado de una fusión de elementos difíciles de borrar
de la mente y es que, la tienta en el campo bravo donde se funden arte y
naturaleza puedo garantizar que es algo que no deja indiferente a nadie.
Curro tentó 2 eralas de
un encaste muy primitivo y nada fácil de lidiar como es Santa Coloma, y lo hizo
con un gusto tremendo, dibujando formas con el animal como solo una figura de
primer nivel sabe hacerlo. Una vez finalizada la tienta y habiendo saboreado lo
que es el toreo, Los Amigos del Santo Reino quisieron hacer entrega de una
placa de reconocimiento al torero linarense por su dedicación y entrega al
mundo del toro haciendo de este algo importante para Jaén.
Llegaba la hora que más les gusta a los miembros de esta asociación,
la hora de hacer honores a nuestros paladares. Pasábamos al salón campero del
que dispone la finca, y es allí donde tuvo lugar la comida que pudimos
compartir con el torero y su gente que desde aquí queremos mencionar y
agradecer que nos acompañasen durante toda la jornada. En el aspecto
gastronómico pudimos degustar varios platos propios para la ocasión: Salmorejo
con jamón y huevo, gazpacho de almendras y piñones con pasas y manzana, además
de ensalada de naranja y melva con nueces, todos estos como primeros platos
para poder rematar con unos magníficos segundos: Arroz caldoso con pollo de
corral, rabo de toro estofado al vino oloroso, andrajos de liebre y conejo de
monte además de unas patatas a lo pobre con huevos fritos y embutidos.
Quedaba el colofón de la tarde, y vino precedido de otro
maestro y amigo del escribiente que nos hizo disfrutar de otro arte como es el
flamenco, la tarde iba de Curros, y en este caso sería Curro Pérez el que nos
haría disfrutar cantando por derecho, adaptándose al momento y templando la voz
con mucho gusto optando por canciones muy taurinas.
Naturaleza, flamenco, nuestros estómagos llenos…, ahora si
era nuestro momento, sería alrededor de las 19:30 de la tarde cuando los más
atrevidos tendrían la oportunidad de percibir lo que se siente poniéndose delante.
De nuevo pasábamos a la plaza de
tientas. El Maestro se sentaba tranquilamente en la grada, se abría la puerta
de chiqueros y allí estaba la becerra que nos haría disfrutar el resto de la
tarde y que nos dejaría experimentar lo que se puede sentir cuando se está
delante de este animal. Uno a uno, los más osados, y siempre bajo la supervisión
y las indicaciones del maestro fuimos saltando al ruedo y desplegando lo que
cada uno buenamente sabía o podía hacer siempre respetando al animal por encima
de todo.
No quiero terminar esta crónica sin reiterar nuestro
agradecimiento a todos los que hicieron posible esta gran jornada, al Maestro
Curro Díaz y a su gente, a Curro Pérez y Chico por hacernos sentir el flamenco
como lo hicieron y a todos nuestros amigos por acompañarnos.
Sin duda una tarde de PUERTA GRANDE.
Por Darío Díaz Abellán (Presidente A.G. Amigos del Santo
Reino)
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