jueves, 12 de diciembre de 2013

CANTINA LA ESTACIÓN Y LOS AMIGOS DEL SANTO REINO



Úbeda:
Fecha de visita: 27/09/2013
Lugar: Restaurante Cantina la estación
Dirección: Cuesta Rodadera 1 (Úbeda)
Tipo de local: Restaurante
Precio medio: Medio alto
Calidad: Alta
Tipo cocina: Creativa
Vinos: Amplia bodega (Especialidad en vinos de todo el mundo) 
Instalaciones: Zona de barra y salón ambientado como si se tratase del interior un tren
 Los Amigos del Santo Reino en el restaurante “Cantina la estación”
El día 27 de septiembre, coincidiendo con la inauguración de la Feria de San Miguel, los Amigos del Santo Reino nos desplazamos hasta la ciudad de Úbeda, Patrimonio de la Humanidad. Tras un reconfortante paseo por las calles de la bellísima ciudad de La Loma, que no está empañada ni siquiera cuando el sol se esconde tras las nubes como sucedió ese día, acudimos hasta el Restaurante Cantina la Estación, con la intención de comprobar por nosotros mismos si el mismo tiene bien ganada su cada vez mayor fama.
La entrada al restaurante no te hace presagiar lo que te puedes encontrar a continuación, pero una vez que abandonas la pequeña zona de barra en la que poder tomar una cerveza con amigos, la sensación cambia y la expectación va creciendo. Pasar por delante de la bodega, camino del comedor, te hace suponer que te encuentras en un sitio de categoría, atendiendo, simplemente y, ni más ni menos, que a la cantidad de vinos que aguardan pacientes y en el ambiente ideal a ser maridados por Ché, el responsable del Restaurante junto con su esposa Montserrat de la Torre, dueña y señora, nunca mejor dicho, de los fogones del mismo.
Y cuando llegas al comedor definitivamente piensas que has acertado con la elección: decorado como si el vagón de un tren clásico se tratara, al sentarte a la mesa esperas encontrarte, sentado en la mesa de al lado, con Hércules Poirot intentando resolver alguno de los misterios planteados por Agatha Chirstie o con el desfile de cualquiera de los personajes que en su día viajaran a bordo del Orient Express.
Y en lugar de eso, y tras probar una selección de los mejores aceites de la provincia, comenzó un desfile de platos de cuidada elaboración y que resultaron ser un auténtico placer tanto para la vista (la presentación de todos y cada uno de los platos es, simplemente, sensacional) como para el paladar. Comenzamos degustando una falsa aceituna de sosa rellena de queso idiazábal y anchoas, que llegaron a nuestra mesa presentadas sobre una piedra y engarzadas entre sí con unos tallos de olivo; los amantes del queso, supieron apreciarlo; los amantes de la anchoa, la paladearon; y aquellos que gustamos de ambas cosas, simplemente nos deleitamos. Para acompañar este aperitivo, un vino dulce delicioso.
El segundo de los aperitivos consistió en una falsa cereza de foie sobre tierra de aceite de oliva y mermelada de violetas, acompañada en esta ocasión por un vino espumoso del Penedés con un toque de manzanilla y su sabor, al ser degustada con tostaditas de pan, no hizo sino incrementar nuestro apetito y nuestras ganas de seguir disfrutando.
A continuación, tartar de atún macerado con salsa soja y miel, acompañado por un vino blanco alemán realmente sorprendente, y seguidamente, según mi humilde opinión, el plato mejor y más sabroso de cuantos probamos: pulpo frito sobre lecho de rin-rán, con pelitos de chili y papel de chipirón. Todos los sabores que usted, querido lector, se está imaginando de dichos ingredientes, mezclados en el paladar y una textura deliciosa del pulpo cocinado en su justo punto hacen que el tiempo casi se detenga, y parafraseando una conocida canción, sientas que estás viviendo casi una experiencia religiosa, precisamente en la ciudad en la que falleció el religioso y poeta místico San Juan de la Cruz.
El deleite continuó con fideuá de ibérico sobre carpacho de vieira macerado en salsa americana y gamba con mahonesa de fruta de la pasión, plato no apto para aquéllos que no disfruten de la comida poco hecha, pero igualmente de un sabor, en esta ocasión por los contrastes de sus componentes, inigualable. Y cuando aun paladeábamos el sabor de la fideuá, un plato que llama la atención por su sencillez y sus raíces clásicas, bacalao con perlas de aceite de oliva, huevo a baja temperatura, sopón de ajo e infusión de ajo: bacalao, aceite, huevo y ajo, ingredientes sencillos y humildes, mezclados conformando una especie de sopa y que resultó una auténtica delicia, todo ello acompañado en esta ocasión por un vino de la zona de Madrid, con un nombre muy llamativo: El hombre bala.
Y como toda buena comida, antes de pasar a los postres, también tuvo su ración de carne, concretamente cuello de cordero relleno de mollejas, morcilla de caldera y setas, todo en su jugo con un toque de manzana y acompañado por un vino de la vecina Granada, un plato contundente y sabroso, de una carne cada vez menos habitual en nuestras mesas pero igualmente sabrosa como es la de cordero.
Como colofón, el postre, o mejor dicho, los postres: en primer lugar espuma de Camins del priorat sobre galleta de chocolate y queso, con una presentación sugerente y un intenso sabor, y entre una y otro, el disfrute que constituye tener que “destruir” la presentación para que todos los elementos de dicho postre se mezclen en el vaso antes de poder paladearlo; y por último, otro sabroso postre como resultó ser una crema de leche con galletas. Y para acompañar los postres, otro vino exótico, de origen sudafricano con el que brindar por poder disfrutar en nuestra provincia de un restaurante como Cantina La Estación, una auténtico placer y deleite desde cualquier punto de vista, que a buen seguro no tiene nada que envidiar a restaurantes de grandes ciudades y grandes listas de espera y que lo tenemos todos los jaeneros en la bellísima ciudad de Úbeda como una cita ineludible para disfrutar de una Comida con mayúsculas.
Francisco Quesada.






















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